LOS CHICOS DE MI VIDA... EL ÚLTIMO ADIÓS.
Cuando llega el momento del adiós, comienza también el momento de los recuentos... Lo que dije, lo que no dije, lo que olvidé entonces y ahora recuerdo... en definitiva, lo que es importante recordar y decir ...
Sin embargo, todo se reduce a expresiones... cada vez que pensé en palabras para este último adiós, vi rostros... cada vez que quise hilar oraciones, sentí abrazos, cada vez que pensé en frases, oí risas, susurros, gritos, silencios... Porque detrás de cada rostro, cada abrazo, cada risa e incluso en cada silencio, hubo palabras escondidas... "te quiero", "te recordaré siempre", "no me olvides..."
Palabras dichas en un lenguaje lleno de sentido sólo para nosotros. Un lenguaje que no necesitó de palabras, que fue siempre directo, auténtico, sin adornos ni frases hechas.
Como decía Machado, tras el vivir y el soñar, está lo que más importa: despertar. Y a eso me quiero referir ahora... Porque hoy es siempre todavía... porque nunca es tarde para comenzar a cumplir los sueños, no existen límites en el “hacer”, pero para comenzar, primero se debe despertar y observar detenidamente lo que somos y poner los énfasis en lo que queremos. “Cuando soplan vientos de cambio, algunos levantan muros mientras que otros construyen molinos..."
Hoy soplan vientos de cambio en la vida de ustedes, chiquillos, que emprenden nuevos derroteros en sus existencias. Y su egreso del colegio es, quizás, uno de los primeros grandes desafíos de muchos otros que les esperan en su proceso de convertirse en adultos.
Es importante darse cuenta de que ya están dejando atrás eso tan hermoso llamado niñez---- resulta necesario plantearse metas para el futuro, ahora que comienzan a ganar la autonomía de sus vidas.
Siéntanse orgullosos de ustedes, de su vida, de su trabajo, de la familia que sean capaces de formar. Despójense de sus miedos, sean fuertes y decididos... empiecen a construir su propio destino. Tienen la fuerza y la inteligencia para hacerlo. Que esta etapa que hoy culmina, no los estanque. Que no se pierda la creatividad ni se olviden los sueños.
Como dije anteriormente, “Cuando soplan vientos de cambio, algunos levantan muros mientras que otros construyen molinos” La distancia que separa la cobardía y el cinismo de la valentía y la verdad es la que nosotros mismos queremos poner. Ese es mi mensaje de despedida: sean capaces de soñar y construir molinos de viento para un cielo nuevo y una tierra fértil que ustedes deberán cultivar.
Me siento inmensamente afortunada por haber sido parte de sus vidas durante tanto tiempo, honrada de haberlos conocido y compartir con ustedes su crecimiento; con algunos, desde octavo y con la mayoría, desde primero medio. Verlos crecer, compartir, conocerse, quererse, acompañarse en los momentos tristes y difíciles que les tocó vivir a cada uno y , lo más importante para mí, que me hayan hecho parte de esta pequeña gran familia en que nos hemos convertido.
A estas alturas no caben las tristezas, terminamos con éxito el camino que comenzamos a andar con paso firme hace cuatro años ya. Y lo que nos hace dichosos es precisamente que no nos sentimos jamás solos, porque siempre hubo una palabra de consuelo para cada uno... incluso para mí...
Estuvimos unidos hasta el final, en todo, en las risas y en el llanto; en los éxitos y en los fracasos.
Lo que más me alegra es saber que la tarea con ustedes está completa, no queda nada por decir que no se haya dicho antes. Estoy feliz de verlos partir convertidos en jóvenes fuertes y llenos de proyectos por cumplir. Quizás algún día comprendan a cabalidad el sentido de los mensajes que a cada uno se les entregó, porque incluso detrás de un reto o una llamada de atención, estuvo siempre la voluntad de enseñar y ayudarlos a crecer.
Mis queridos niños, no olviden que su camino recién comienza. Luchen por ser felices a lo largo de su vida y me refiero a la felicidad que proporciona el saberse libres de tomar las riendas de su propio destino. Dedíquense a construir siempre. Estoy muy orgullosa de ustedes e inmensamente feliz de que hayan entrado en mi vida y, aunque no nos volvamos a ver, sepan que para mí fue una maravillosa experiencia haber compartido con cada uno y que los recordaré siempre como el primer cuarto medio que tuve en mi carrera profesional. Muchísimas gracias por todo su cariño y paciencia. Gracias por enseñarme a ser mejor persona y mejor profesora. Tengan la certeza de que siempre estarán en mi recuerdo y en mi corazón, por que la distancia que a partir de hoy nos separará, no será lo suficientemente grande como para olvidarlos...
Los quiero muchísimo.
Hasta siempre!
Su Única Mami Pati.